Continúa tomando tus caldos y tus sopas; siempre con médula ósea (tuétano), carnes cocidas cartilaginosas (hervidas de ternera, pollo, cordero, etc.) o pescado fresco; junto con el resto de partes blandas del caldo de huesos. Deberías seguir tomando el caldo de huesos como bebida importante caliente y también tu té de jengibre. Continúa añadiendo los alimentos probióticos en cada taza de caldo de hueso y en cada plato de sopa: recuerda, jugo de chucrut casero y algo del yogur casero que aprenderás a fabricar. En caso de que padezcas estreñimiento importante recuerda añadir gran cantidad de vegetales en tus comidas principales, e hidratarte adecuadamente.
Además de todo esto, en la Segunda Fase:
- Añade la yema cruda de huevos orgánicos, o aquellos que tengan la yema lo más color naranja posible. Es mejor añadir la yema del huevo lo más cruda posible a cada plato o bowl de sopa y en cada taza de caldo de hueso que comas.
- Comienza tomando 1 yema de huevo al día, y gradualmente ve aumentando la cantidad, hasta que tomes una yema de huevo en cada bowl o plato de sopa que comas; incluso podrías llegar a la cantidad de 4-6 huevos diarios con este método de alimentación.
- Cuando las yemas de huevo son bien toleradas, puedes comenzar a añadir huevos enteros ligeramente cocidos (no totalmente duros, más a la copa) a las sopas y caldos; es decir las claras todavía blandas y las yemas todavía líquidas. Si tienes alguna duda o preocupación sobre la intolerancia al huevo, es importante que tengas presente que no es necesario marcar un límite en cuanto al número de yemas que se pueden comer en un día, se absorben rápidamente, son fáciles de digerir, y le darán a tu sistema digestivo los nutrientes más maravillosos y necesarios que tu cuerpo necesita.
- Recuerda que es mejor cuanto más naturales sean los huevos. En el libro oficial, la Dra. Natasha Campbell-McBride tiene un capítulo llamado “Las grasas buenas y las grasas malas”, donde explica ampliamente las virtudes de este alimento. El huevo es un alimento formidable. En caso de que te resulte incómoda la textura en el paladar de la yema, te recomiendo batirla en un bowl antes de incorporarla en tus sopas o caldos, esto hace que prácticamente no se note su presencia, pero sí sus beneficios.
- Añade guisos y estofados que contengan carnes (res, pollo, cordero, etc., de origen ecológico) y vegetales. Evita cualquier tipo de especies en esta fase, sólo deben contener sal, pimienta negra fresca entera (para cocinar, no para comer), y hierbas aromáticas frescas (como la receta del guiso de carne a la italiana del libro de la Dra. Campbell-McBride, a continuación) Es importante que el contenido graso de estos alimentos sea alto: cuanto más grasas frescas y naturales de origen animal comas en tus comidas, más rápida será la recuperación de todos tus sistemas. Añade algunos Alimentos probióticos en cada una de las comidas que comas a diario.
- Guiso de carne a la italiana: Se puede utilizar cualquiera de las siguientes piezas: una pierna o una paletilla de cordero, un trozo grande de cerdo sin grasa, de vacuno de pastoreo (carne criolla), o un pollo entero o muslos de pavo. Para preparar este plato necesitamos una cacerola grande con tapa. Ponemos el trozo de carne o el ave entera en la cacerola y agregamos agua hasta cubrir la carne y dos tercios del recipiente. Añadimos un poco de sal y unos granos de pimienta, especias secas al gusto, hojas de laurel y una ramita de romero. Cubrimos con la tapa y la metemos en el horno durante cinco o seis horas a una temperatura baja, 140-160°C. Aproximadamente cuarenta o cincuenta minutos antes de sacarlo, agregamos a la cacerola varias verduras: rosetas de brócoli y coliflor, tomates enteros pelados, cebollas de color blanco o morado, coles de Bruselas (si las toleras bien en esta fase o más adelante), trozos de nabo y trozos grandes de zanahoria. Cuando esté listo, retiramos las piezas de carne y las verduras y las servimos aparte. Pasamos el caldo por un colador y lo servimos en tazas de consomé acompañando la comida. El caldo restante lo podemos guardar en el refrigerador durante varios días y utilizarlo para preparar sopas o como una nutritiva taza de caldo templado o caliente.
- Recuerda la importancia de añadir gran cantidad de vegetales en la comida si padeces de estreñimiento. Selecciona los vegetales si notas intolerancia según el esquema explicado al inicio.
- Aumenta la cantidad diaria de tu alimento probiótico, es decir de yogur casero, si ya lo introdujiste en la dieta (tienes la receta de fabricación más adelante); o de la cantidad diaria de jugo de chucrut casero.
- Comienza a fabricar pescado fresco fermentado (opcional), comenzando con un trocito pequeño al día, incrementa gradualmente la cantidad. Tienes la receta en la sección de recetas de Alimentos Fermentados, más adelante.
- Comienza a comer mantequilla Ghee casera (receta a continuación), comenzando con una cucharadita pequeña al día y ve incrementando gradualmente. Debes utilizar el Ghee sólo como un aliño de los alimentos que vayas a servirte a diario (guisos, estofados, sopas, cremas y si quieres con el caldo también); no cocines con ella en esta fase.
El Ghee es la mantequilla clarificada. Tradicionalmente se usa en varias culturas en el mundo entero para cocinar y hornear. No contiene ninguna proteína láctea ni lactosa, sólo la grasa láctea y es el primer producto lácteo para introducir en su menú.
Precalienta tu horno a 60-70ºC. Pon un bloque grande de mantequilla sin sal, preferentemente orgánica en un Pyrex o bandeja de metal. Déjala en el horno por 45-60 minutos. Saca con cuidado, sin agitar, y retira la parte superior de grasa dorada (ghee), asegurándote que la parte blanca del fondo se quede en el contenedor. Desecha ese líquido blanquecino. Guarda el ghee (la grasa dorada) en un envase de cristal con tapa en tu refrigerador. En caso de no tener horno, fabrícala en tu hornalla o cocina y utiliza esta receta de aquí.