Cuando vivimos una situación estresante, el cuerpo entra en modo supervivencia.
El sistema digestivo se desacelera o se hiperactiva, según cómo lo viva cada uno.
Esto es biológico: cuando el cerebro interpreta que estamos en peligro, prioriza huir, defendernos o resistir.
Y para eso, detiene todo lo que no sea urgente, como digerir, descansar o regenerarse.
📍 El problema aparece cuando esa fase de alarma se alarga en el tiempo, incluso cuando el evento ya terminó.
EL CUERPO NO SABE QUE “YA PASÓ”
¿Por qué? Porque:
- No hubo descarga emocional real
- El entorno sigue activando la misma sensación
- No hubo cierre simbólico del conflicto
- El cuerpo quedó “enganchado” en la memoria del estrés
Y así, el estómago, el esófago y el plexo solar permanecen en tensión, sin poder bajar la guardia.
Esto explica por qué muchas personas sienten:
- Ardor al dormir
- Digestión lenta aunque coman sano
- Estallidos de acidez tras una discusión o un pensamiento
- Hipervigilancia emocional
La mente puede olvidarse. El cuerpo no.
Hasta que lo ayudamos a entender que ya no está en peligro.
🛠️ PARTE PRÁCTICA – BAJAR EL ESTADO DE ALERTA
Este ejercicio sirve para enviarle al sistema nervioso un mensaje muy claro:
“Estoy a salvo ahora.”
🌬️ Ejercicio corporal: Reset de seguridad
✍️ Ejercicio de anclaje: El cuerpo que recuerda
💬 Integra
✨ Tu cuerpo no necesita entender, te necesita a ti.
El cuerpo no necesita que le expliques todo. Solo necesita señales claras de que ya puede bajar la defensa. Tú eres esa señal. Tú eres la persona que puede decirle: “tranquilo, ya estamos en casa”.